viernes, 27 de marzo de 2009

A la espera de dos milagros.

Estados Unidos, · Perú Nueva York, USA.- (SECOSICE) En la habitación 26 del hospital Elmhurst en Queens, el peruano Walter Vergara ora para que se produzcan dos milagros. Uno de ellos puede ser realizado por los hombres: que su madre Elizabeth Prado consiga la visa y venga a verle. El otro depende de Dios: que su cáncer de huesos que está en fase terminal se cure o quede estabilizado.

A falta de familiares en Estados Unidos, Vergara está rodeado de amigos y miembros de la Iglesia Pentecostal de Queens Puerta de la Paz, que acuden a visitarle y orar con él, Vergara dijo esta semana: “Mi fe en Cristo es lo que me hace continuar la vida, la que me está sosteniendo porque el dolor que estoy padeciendo es increíble. A veces quisiera poder apretar un botoncito para que se parase, pero no hay esperanza de que el dolor pare sino todo lo contrario”.

Aunque el dolor físico es grande, es la ansiedad de ver a su madre lo que más angustia a Vergara, cuyas expectativas de vida no superan un mes, según los médicos.

“Lo único que le digo a Dios es ¡déjame ver a mi madre! No sé cuanto tiempo me queda pero quiero verla de nuevo. Ella está viejita y sufre mucho, lograr verla, poder sentir su cuidado, su amor… el amor de madre es la mejor medicina”, aseguró Vergara, de 50 años.

El peruano, que vino a los Estados Unidos a los 21 años y trabajó como peluquero, fue diagnosticado en 1995 de sida y hace apenas seis meses se le detectó cáncer de huesos.
En la capital peruana, su mamá se deshizo en llanto cuando recibió la llamada de EL DIARIO/LA PRENSA. Según indicó, la Embajada Estadounidense en Lima le niega la visa porque considera que no tiene arraigo en Perú y teme que se quede ilegalmente en los Estados Unidos.

“¿Cómo no voy a tener arraigo en Perú si aquí tengo a dos de mis hijos a nueve nietos y a tres bisnietos, aquí tengo mi casa y mi pensión de retiro?”, argumentó Prado, que tiene 74 años.

Prado, que trabajó como profesora de educación primaria hasta su jubilación, se quejó amargamente: “Las señoritas de la Embajada ni siquiera han dado una mirada a mis papeles, ni siquiera me han dejado hablar”.

Entrecortada por el llanto continuó: “Yo quiero estar al lado de mi hijo y él también, es lo único que pedimos. Cuando suceda lo que tiene que suceder yo me regreso a Perú, no tengo motivos para quedarme allá, ¿qué voy a hacer yo en los Estados Unidos? ¡Sólo tengo a Walter allá!”.

Prado explicó en que tiene el aval de una hija y un hijo en Perú y otro hijo en Panamá.

“Gracias a ellos y a mi pensión tengo el dinero para el pasaje de ida y vuelta y para mi alimentación”, apuntó.

La única posibilidad de que esta madre y su hijo puedan verse de nuevo es una petición humanitaria, pero el trámite es laborioso y podría tardar unos cuatro meses en ser concedida por la Embajada en Perú.

“Mi hijo no va a durar cuatro meses”, dijo Prado, quien recibió una carta de apoyo a su petición de visado del doctor Maurice Policar, de la División de Enfermedades Infecciosas del Hospital de Elmhurst, que indicaba: “La prognosis de la enfermedad de Vergara es mínima en este momento y su enfermedad es terminal”.

En Queens, la oficina del Congresista Gary L. Ackerman está haciendo todo lo posible por acelerar el proceso de la petición humanitaria y sus hermanos en la fe siguen orando.
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