martes, 2 de febrero de 2010

Cáncer Pone a Prueba la Fe de un Pastor.

USA.- Su cuerpo de dos metros (seis pies, cinco pulgadas) yace en una cama en el Centro Médico de la Universidad Baylor. Luce los mismos jeans con los que predica ante 6.000 personas en la iglesia The Village Church en la localidad suburbana de Flower Mound, donde este pastor de 35 años es una figura de creciente popularidad entre los cristianos evangélicos.

Otro paciente de cáncer que conoció Chandler dice que durante las sesiones de radiación piensa que está jugando una ronda de golf. El primer lunes de enero, Chandler reflexionó acerca de un pasaje de la Epístola a los Colosenses (1:15-23) sobre la preeminencia de Cristo y su suplicio en la cruz.

Chandler trata de sobrellevar como puede la enfermedad. Dice que jamás hubiera querido una prueba como ésta, pero que en cierto sentido se alegra de que Dios lo haya considerado digno de algo así. Siempre predicó que Dios trae alegrías y sufrimiento. Sin embargo, esta es la primera vez que experimenta en carne propia el sufrimiento.

Dice que una sola vez se preguntó “¿por qué me tiene que suceder a mí?”, en un momento de debilidad.

Reza para que Dios lo cure. Quiere llegar a viejo, acompañar a sus dos hijas al altar y ver cómo su hijo mejora en el deporte.

Suceda lo que suceda, afirma, será la voluntad de Dios y el Señor tiene sus razones para hacer lo que hace. Para Chandler, esto no implica quedarse cruzado de brazos. Va a luchar por la vida.

En sus sermones, Chandler usa largos pasajes de las Escrituras. No apela a las “Ocho formas de superar el miedo” que empleaban las megaiglesias de la década de 1980.

Dice que el hombre es perverso y que los seres humanos le han faltado el respeto a Dios. La salvación es producto de la muerte y resurrección de Cristo, no de las obras de bien de los hombres. En resumen, Chandler es un calvinista, una fe que es cada vez más popular entre los evangélicos jóvenes.

“Matt saca a la luz los problemas de los evangélicos conservadores”, comentó Collin Hansen, autor de “Joven, Inquieto y Reformado: El viaje de un periodista con los nuevos calvinistas” (Young, Restless, Reformed: A Journalist’s Journey with the New Calvinists). “Dice ‘basta de cuentos. Usemos la palabra de Dios’”.

Hijo de un militar, Chandler dice que tuvo una formación cristiana bastante machista, según la cual Dios bendice a los que hacen el bien. Esa visión comenzó a cambiar cuando un compañero del equipo de fútbol estadounidense de la escuela secundaria comenzó a hablarle de los Evangelios.

Inició una carrera como evangelista y a los 28 años, en el 2002, llegó a lo que es hoy The Village Church, una congregación de bautistas del sur que tenía 160 miembros por entonces.

La iglesia se reúne ahora en un viejo almacén con 1.430 asientos y Chandler tiene un podcast con miles de seguidores y habla en grandes conferencias.

Chandler, quien tiene tres hijos -Audrey, de siete años, Reid, de tres, y un bebé- se enteró a fines del año pasado que tenía un tumor cerebral. El 4 de diciembre fue operado con éxito. Se comprobó que el tumor era maligno y crecía a paso acelerado.

Se trataba de un tumor de Grado 3. Según David Barnett, jefe de neurocirugía del Centro Médico de la Universidad de Baylor, la expectativa de vida en estos casos es de unos dos a tres años.

Barnett cree que Chandler vivirá más porque su salud es buena y se le hizo una intervención agresiva. Siempre existe la posibilidad, por otro lado, de que el cáncer entre en remisión por años.

Chandler dijo que cuando le informaron que tenía cáncer, fue como “recibir un golpe bajo”. Pero uno se hace a la idea y sigue luchando.

“Nunca me sentí traicionado o abandonado por el Señor”, aseguró. “Puedo decir con toda honestidad que jamás me pregunté ‘¿por qué me tocó a mí?’. No digo que no vaya a pensar así en el futuro, pero hasta ahora no lo he hecho”.

Posteriormente confesó que en determinado momento vio la foto de un individuo que engañaba constantemente a la esposa y pensó “¿por qué no le tocó a él?”. Dice que fue algo perverso de su parte, de lo que se arrepiente.

El lunes 4 de enero, un mes después de la operación, Chandler se sienta frente a su computadora y toma una taza de té.

Se dispone a ir a una clínica para una infusión de vitamina C para reforzar su sistema inmunológico, seguida por una sesión de radiación. Está en el medio de un programa de seis semanas de radiación y quimioterapia.

Chandler dice que nunca pensó que un episodio de este tipo lo haría dudar de su fe. Ahora lo comprobó.

“Esto no tomó por sorpresa a Dios. No está en un estado de pánico, tratando de decidir qué hacer conmigo o con la enfermedad”, expresó.

Chandler dice que ha tenido algunas tensiones entre la idea de que Dios es todopoderoso y lo que puede hacer por él. Cree que tiene ciertas responsabilidades: aprovechar su cerebro y la tecnología, no perder la fe ni la esperanza, rezar y “ver qué es lo que quiere hacer Dios”.

Chandler ha estado dando sermones y tiene planeado viajar a Sudáfrica y a Inglaterra. Perdió su cabello por la radiación, pero el último informe del laboratorio fue positivo y se siente fuerte.

“Si sufre con dignidad, puede ser el sermón más importante que jamás haya predicado”, comentó Mark Driscoll, pastor de la Mars Hill Church de Seattle y amigo de Chandler.

En el sexto día de radiación, Chandler mantiene su nueva rutina. Está en pijama, le sirve mantequilla de maní y mermelada con miel a los chicos, pavo a los adultos.

Y helado de menta. Ya se cambiaron los pañales y se lavaron los platos. Matt Chandler toma sus pastillas y se va a dormir, agradecido por otro día.
Fuente: NoticiaCristiana.com
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