viernes, 15 de mayo de 2009

El amor prohibido del Padre Alberto


El escándalo mediático del sacerdote católico que fue recientemente “sorprendido” abrazando a una mujer en las arenas de Miami Beach tiene todos los ingredientes modernos para darle la vuelta al mundo: sexo, persecución religiosa y violencia (ayer agredieron a un anciano por decir que Padre Alberto actuó mal como sacerdote y la prensa asedió a una mujer que se cree es la misteriosa desconocida).

Por: Jorge Julio González

Miami. - El escándalo mediático del sacerdote católico que fue recientemente “sorprendido” abrazando a una mujer en las arenas de Miami Beach tiene todos los ingredientes modernos para darle la vuelta al mundo: sexo, persecución religiosa y violencia (ayer agredieron a un anciano por decir que Padre Alberto actuó mal como sacerdote y la prensa asedió a una mujer que se cree es la misteriosa desconocida).

Se dice que la revista mexicana de farándula TVNotas pagó fuerte a un paparazzi para montar su fotonovela de ocho páginas sobre el sacerdote Alberto Cutié y su secreta amante, y que hay hasta un video por el que piden un millón de dólares.

¿Quién se resiste a una historia de amor imposible en una de las playas más famosas del mundo?

El sacerdote rebelde es ahora más célebre que nunca: joven, apuesto, de finos modales, negado a las damas y promovido hasta las alturas por una Iglesia que ahora se ve contrariada.

Una de las fotografías muestra a la acompañante de Cutié leyendo el libro El campo de batalla de la mente, una obra de 1993 de la predicadora evangélica Joyce Meyer.

Por cierto, Meyer frecuentemente habla de superar los obstáculos y encontrar fuerza para hacer frente a las circunstancias difíciles, a menudo con juguetonas indirectas sobre el comportamiento estereotipado en las iglesias. La evangelista ha sido criticada por ser propietaria de varias casas, hacer costosos viajes en un jet privado y vivir un estilo de vida excesivo, algo que nada tiene que ver con la manera habitual del Padre Alberto.

Meyer también alude a un doble discurso en la crítica de su estilo de vida, diciendo que “usted puede ser un hombre de negocios, y las personas piensan que cuanto más usted tiene, más estupendo es… pero si usted es pastor, de repente eso se convierte en un problema”.

La pequeña parroquia St Francis De Sales, en Miami Beach, hasta hace poco pastoreada por el Padre Alberto Cutié.

Poco antes del escándalo, The Washington Post le había preguntado a Cutié: ¿Cómo predicar en South Beach, la tierra de la vida nocturna, la gente guapa y los clubes? “Probablemente la última cosa en la mente de las personas que vienen a la playa es la espiritualidad –respondió el sacerdote–, pero mi pequeña iglesia es un oasis en medio del ruido de South Beach”.

El controvertido debate sobre el celibato es un telón de fondo que le agrega dramatismo a la historia.

“Estoy profundamente entristecido por las noticias que rodean al Padre Alberto Cutié”, declaró el reverendo John Favalora, Arzobispo de Miami. “Padre Cutié hizo una promesa de celibato que se espera todos los sacerdotes cumplan”, añadió.

El amor prohibido de Padre Alberto es también un drama espiritual de actualidad. El Centro Pew, especializado en el estudio de tendencias religiosas en la sociedad estadounidense, dijo hace unos días que el catolicismo es la fe que ha perdido más presencia. El 46% de los que abandonaron la Iglesia Católica pasan a engrosar las filas de los protestantes o evangélicos, en tanto que un 38% dicen haber dejado de creer definitivamente.

El 71% de los católicos que ahora se consideran protestantes dan como razón de su cambio el hecho de que sus necesidades espirituales no estaban siendo atendidas, aunque los protestantes no andan muy lejos en las estadísticas y por los mismos motivos.

¿Es el amor prohibido de Padre Alberto un ardid publicitario con muchos capítulos obscuros? De momento la gente solo parece estar interesada en saber quién es la trigueña misteriosa de las fotografías a la que el sacerdote abrazó y dio apasionados besos en la boca.

La saga religiosa le está dando la vuelta al mundo y continuará todavía por bastante tiempo. ¿Dejará sus votos Padre Alberto, se casará y fundará una mega-iglesia evangélica, anglicana o episcopal en South Beach? Quién sabe.

Lo cierto es que la Miami liberal, pecadora e ingenua está de fiesta con su niño travieso, ahora convertido en el héroe de una apasionante novela que los medios informativos escriben cada día.
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