Bogotá, Colombia.- ((SECOSICE) En Bogotá, sobre las 6:30 de la tarde del sábado, Fabián y Javier consiguieron cristalizar el sueño de miles de parejas homosexuales en el país: consumar su matrimonio, esta vez, bajo la bendición de un obispo de la Iglesia Misionera San Pablo Independiente, conformada por sacerdotes disidentes; y frente a varios de sus familiares.
Este es el segundo logro conseguido por la pareja, pues hace tres meses se habían convertido en los primeros homosexuales de Colombia y Latinoamérica que se afiliaban y utilizaban todos los beneficios del Régimen Especial de Policías y Militares, tras legalizar su unión marital en una notaría de Cota (Cundinamarca).
Fabián, civil activista y quien se casó con Javier, un uniformado activo de la Policía Nacional, calificó de importante el avance que se da para la comunidad homosexual del país, especialmente para los miembros de la Fuerza Pública, pues “aligera un poco sus cargas y les brinda mayor estabilidad jurídica y por añadidura psicológica y emocional”.
Para la Iglesia Anglicana aún existen en el país posiciones encontradas frente al matrimonio y las adopciones por parte de parejas homosexuales. Sin embargo, para estos esposos los obstáculos sociales no son una preocupación y se dedicaron a celebrar su “noche de bodas” como uno de los logros más importantes de la comunidad homosexual colombiana.
Así lo expresó el obispo Haiver Esneider Perilla, quien aseguró que “van a venir una serie de críticas de las iglesia conservadoras y vamos a tener una serie de enfrentamientos de forma administrativa, porque como ellos tienen sus argumentos para dar un ‘no’, nosotros tenemos los nuestros para explicar porque ‘si’”.
Y es que para la bendición que recibió esta pareja fue necesario un acompañamiento minucioso de la comunidad anglicana, una especie de “curso prematrimonial” para que “conocieran las implicaciones y responsabilidades que significa el matrimonio”, dijo el obispo Perilla.
Para el monseñor anglicano Mauricio Torres, “la iglesia independiente está segura del acompañamiento a todos y todas, especialmente al ser humano que está llamado a ser respaldado y respetado por el amor que Dios nos tiene”.
Sin embargo, monseñor Torres aclaró que esta ceremonia no es un sacramento sino una bendición, “porque después se puede presentar para malas interpretaciones. Esta bendición se puede dar a quien la pida, es un acompañamiento especial”.
Por eso, la iglesia anglicana en Bogotá informó que seguirán acompañamiento de cerca a la comunidad lesbiana, gay, bisexual y transexual de Bogotá (LGTB), habitantes de la calle, trabajadoras sexuales, entre otras personas consideradas como “almas que necesitan de Dios”.
Con la bendición a esta pareja, Bogotá se convirtió en la tercer ciudad, después de Medellín y Cali, donde los anglicanos practican matrimonios a parejas gay.
Fuente: Amén-Amén Noticias
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