jueves, 14 de mayo de 2009

Obligados a limpiar aún estando encarcelados a un grupo de Evangélicos

Evangélicos y testigos de Jehová fueron obligados a limpiar el río y la cárcel municipal por negarse a una aportación económica para la celebración de la fiesta católica de la Santa Cruz

San Juan Chamula, Chiapas, México.- (SECOSICE) En la cárcel municipal no hay inodoros. Por ello, abatidos de tristeza e indignación, se echaron a llorar los integrantes del grupo religioso Testigos de Jehová, cuando se les notificó que debían limpiar la prisión como castigo a no pagar 26 pesos (1,46 €) para financiar la fiesta católica local.

Además, se les advirtió que se les cortaría el suministro de agua y luz sino pagaban 3.850 pesos de multa añadida al castigo. Los tradicionalistas reclamaron que se incluyera en la multa los gastos por la gasolina de 10 coches, que utilizaron en los traslados de los acusados.

Durante el proceso, los evangélicos exigieron sus derechos de libertad de culto, conforme a la ley mexicana. Sus reclamos fueron inútiles. Los encargados de custodiar a los acusados impidieron que la prensa tomara fotos ni se acercara a los reos de ningún modo, bajo la amenaza de linchar a los periodistas en la plaza pública. La prensa sólo pudo ver cómo los custodios se ensañaban con sorna contra los apresados.

No es la primera vez que ocurre algo así, puesto que en la región chiapanenca es tristemente habitual que los confesos de otras religiones sean exhibidos, desnudados, golpeados, linchados y forzados a limpiar heces y orina de las dependencias que no poseen inodoro.

No se trata de que en ese municipio viven incivilizados y apartados de la sociedad. Entre los católicos comparten modernidades y exquisitas maneras. Se trata, por tanto, de una repulsa contra los que son minoría. Las autoridades del lugar ponen su poder al servicio del radicalismo popular, siendo cómplices y a la vez artífices.

Fundamentalismo radical en ambos extremos del caso
Una festividad local es normalmente mera tradición cultural. Creo que no colaborar económicamente -pudiendo hacerlo- con una actividad del pueblo, es menospreciar a los habitantes. Imaginemos que están en China y se hace la Fiesta del Dragón -una especie de procesión que da honor a los ancestros y dioses orientales- y hay que colaborar en su celebración. En este caso, veríamos mucho más extremista y radical la actuación de los tales que no colaboran por no seguir esa religión oriental. Incluso, sirve como marco social de reflexión la propia Navidad, cuando los comercios pagan un pequeño extra para engalanar las calles de la ciudad, con luces y música. Podemos incluso trasladarlo a la fiesta de un barrio o vecindad.

Es tan extremista, fundamentalista y radical la actuación reprobable del Ayuntamiento como la de esos testigos de Jehová y evangélicos que no colaboraron con sus tradiciones.
© 2009 Secosice, A. C.
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